Ver a la familia gobernante de Mónaco con toda su fuerza no es una tarea fácil. Como regla general, el príncipe, la princesa y sus hijos aparecen juntos en fechas importantes para el país, incluido el día de la memoria de la patrona de Mónaco, Santa Devota, que se celebra el 27 de enero. En este día, se celebra una misa festiva en el principado, seguida de la quema de un barco simbólico (donde, según la leyenda, se encontraba el cuerpo de Santa Devota, en el último momento salvado por los primeros cristianos de los paganos) y un recepción en el teatro de la ópera de Montecarlo.
Este año, a pesar de la pandemia, no fue la excepción. Alberto II, Charlene y los mellizos de seis años Gabriella Teresa y Jacques Honore participaron en la ceremonia de la quema del barco, sosteniendo enormes velas para simbolizar antorchas. Además de lo inusual del proceso en sí, que invariablemente atrae a multitudes de espectadores, la joven descendencia de Grimaldi no atrajo menos atención. Los rostros de los niños estaban casi completamente ocultos por máscaras y sombreros, lo que les hacía enfocarse en sus imágenes.
La pequeña princesa casi eclipsó a sus famosos padres al aparecer en la ceremonia con un elegante traje rosa y un bolso Lady Dior en miniatura al hombro. Sin embargo, la imagen de la chica buena resultó diluirse con zapatillas negras "punk" Dior.
La apariencia de su hermano, el Príncipe Heredero de Mónaco, estaba en armonía con Alberto II: padre e hijo eligieron cosas de un esquema de color similar. Sin embargo, como su hermana, Jacques prefería los zapatos Dior.
La princesa Charlene, que sorprendió a la audiencia con la mitad de la cabeza rapada en diciembre, esta vez lució bastante tradicional. La ex deportista eligió una boina que ocultaba los resultados de recientes experimentos de belleza y un abrigo brillante con ribete de cuero y aberturas laterales.
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